lunes, 12 de enero de 2009

CAMARÍN DE BAÑOS DE LA ENCINA


Este video ha sido realizado por José María Rodríguez Valle. Desde aquí doy las gracias por su trabajo desinteresado en la página de Baños con la que todos nos embelesamos.


Pido disculpas si al copiar del libro UN POEMA DE PIEDRA Y CAL de D. Juan Muñoz-Cobo lo he podido hacerlo mal, ya que es muy extenso y por resumir haya dejado mucho sin contar; recomendando al que quiera saber con detalle, lea y disfrute de este magnífico libro.

Su autor nos decía lo siguiente:

El objeto que me propuse no es escribir una Historia de la Villa de Baños, sino el de recopilar datos para que no se pierdan en el olvido. A mis cinco hijos, como a otros muchos universitarios jóvenes que está dando nuestro pueblo, encomiendo la tarea de recoger mi reto y completar esta modesta obra, teniendo siempre en cuanta mi ideal constante de servir a Baños porque el servicio es virtud por excelencia.

SIRVA ESTA ENTRADA A MODO DE PARTICULAR HOMENAJE A D. JUAN MUÑOZ-COBO, DEL QUE TODOS PLAGIAMOS CUANDO QUEREMOS ESCRIBIR SOBRE

BAÑOS DE LA ENCINA.

SANTUARIO DE JESÚS CRUCIFICADO DEL LLANO

Está situado al norte de la villa en la barriada de su nombre; “extramuros”, dicen las escrituras fundacionales de finales del XVII
El Santuario sustituyó a un sencillo “humilladero” que hasta finales del siglo XVII existió en el lugar que ahora ocupa la Cruz de las Azucenas, donde se dio culto desde tiempo inmemorial a la imagen de Cristo Crucificado aparecida, según tradición, en circunstancias portentosas, llegándose a su descubrimiento por una luz que se encendía y apagaba en las canteras próximas, por lo que se llamó en principio el “Cristo de la Luz”, ya que en el evangelio de San Juan (1,8) se dice “Yo soy la luz del mundo”. Más tarde, por el emplazamiento del humilladero y después del Santuario, se le llamaría Jesús del Llano.
En el cuerpo central se abre un gran hueco que hace visible el Camarín desde el templo. La mesa de altar es de mármoles de colores, con predominio de los blancos y rosa, pilastras laterales y relieves centrales con Cruz inscrita en círculo; el púlpito es de jaspe gallonado con gran peana, artístico soporte o baluarte y excelente forja de la época; el pavimento es todo de mármoles negro y blanco, deteriorado en parte, a dos planos, mejor conservado el del superior y con interesante adorno de mármoles de colores este último. El presbiterio alto lleva en sus laterales sendas barandillas de madera y debajo las criptas: la de la izquierda con el escudo de los Delgado de Castilla y la derecha con blasón compuesto de Zambrana-Dávalos. En la cripta izquierda espera la resurrección, el cuerpo del fundador Doctor Pedro García Delgado.
En los laterales de la bóveda que sostiene el coro alto se observan unos murales deteriorados y de escaso mérito pero de temas barrocos, representando un alma en pena y otra en gracia con sus respectivas cartelas en verso y alegorías de “los Novísimos”. El alma en pena –“La Condenada”- representa al “barroco negro” e impresiona a los niños y gentes sencillas.

EL CAMARÍN DE BAÑOS, BARROCO DE YESERIA.

El camarín es del último tercio del siglo XVIII y obedece a de las líneas la escuela de Lucena-Priego, por lo que pudiera atribuirse al lucentino Pedro de Mena Gutiérrez, autor de los estucados del sagrario de San Mateo de Lucena, trazado por el sacerdote lucentino don Leonardo Antonio de Castro (1656-1745). Los ángeles y hojarascas carnosas del camarín de Baños parecen de Mena, en opinión de López Salamanca, conocedor del arte de la comarca.
Cuando algún visitante llega por primera vez y sube por la escalera que arranca de la sacristía, al acceder al rellano y mirar hacia arriba, cree hallarse en el Camarín, pero sólo es su entrada, de la que dice Galera Adreu que ya es suntuosa, cubierta con media naranja sobre pechinas de intradós gallonado y anillo mixtilíneo, bellísima en su conjunto. Es como un preludio del interior a menor escala pero también sorprendente.
Dos excelentes puertas de ebanistería neomudéjar del siglo XVIII contribuyen al ornato del conjunto. La de la sacristía que se abre a la escalera es de dos hojas con ornamentación poligonal trabajada por una sola cara; la de acceso directo al Camarín, de una hoja, está labrada por ambas caras con ornamentación diferente y se adorna con pequeños espejos. No son únicas en Baños porque hay dos en el Ayuntamiento -procedentes de la Casa de Priores- y una más en la casa de don Jaime Altozano, sin que conozcamos, por el momento, sus autores.
La temática de este Camarín no es un caos, sino un conjunto organizado al que pudiera aplicarse la elegancia dorsiana que surge, según el filósofo catalán don Eugenio D'Ors al que me refiero, “cuando la libertad se esconde tras una apariencia ostensible de ley”. Puede decirse de este recinto que es un libro abierto a la meditación a la vez que una orgía de colores y formas, trabajada con primor exquisito, pero también un refugio de paz y a veces una danza en que la plástica alucinante ha cuajado en ritmos y formas gráciles, saturando --cuando lo contemplamos-- la atmósfera que nos circunda.
El camarín es un típico ejemplar del barroco de yesería, donde se emplea con profusión el estípite -del latín “stipes”, estaca o tronco- usado también en el camarín de Zocueca cerca de Bailén; lo advierte Galera Andreu, siguiendo sus autores la pauta de la sacristía de la Cartuja granadina, con antecedentes en el Sagrario de la Catedral de la propia ciudad.
La planta del camarín es polilobular, de 5,80 de lado considerado como recto, aunque sigue en cierto modo la base de jaspes sobre la que se levanta el trono de Jesús. Una gran hornacina con arco de medio punto abocinado hacia dentro, comunica el camarín con el templo para hacerlo visible desde éste; está decorado con hojarascas carnosas de acanto y tallos de vid, pájaros exóticos y dorados y grandes espejos de diversa forma.
En los cuatro ángulos del camarín hay otros tantos templetes sostenidos por estípites y culminados por artísticas cúpulas y en las hornacinas que forman van los Cuatro Evangelistas con sus símbolos al pie. Otros dos grandes estípites flanquean cada una de las ventanas y puerta de acceso, con infinidad de volutas muy contorsionadas, adornadas con ángeles y pájaros verdes y dorados. Una gran cornisa en forma de entablamento con profundas involuciones, se acerca a las ventanas y puerta y se levanta sobre las columnas, dando lugar en sus lados a otras hornacinas con bellas peanas donde figuran los apóstoles San Juan y San Pedro en la cara a espaldas del Crucificado, Santiago el Mayor como peregrino y San Bartolomé sobre la puerta y San Andrés y San Mateo frente a ella. San Pablo está colocado sobre el arco que comunica el camarín con el retablo. A ambos lados de las hornacinas superiores hay sendos ojos de buey con vidrieras reales o simuladas, decorados con mascarones naturalistas, de cuyas bocas y narices arrancan tallos de vid y ramajes que completan la decoración de los espacios, rellenos además de pequeños espejos multiformes.
Una nueva cornisa más alta y profusa en decorado, montada sobre trompas, lleva cuatro grandes espejos rectangulares coincidentes con los ángulos de sustentación. Todo lo domina la idea de no dejar espacios vacíos: “horror vacui” donde aflora el ancestral espíritu islámico tan identificado con este género
Como si se asomaran a la gran cornisa que delimita la cúpula, aparecen bustos de la Virgen María, de Santa Teresa de Ávila, del patriarca San José y la cabeza del Bautista, con figuras de las Tres Personas de la Santísima Trinidad. Pero la profusión de volutas, ángeles, motivos vegetales, telas simuladas formando doseles y demás elementos decorativos que forman la cúpula de base poligonal mixtilínea, hacen imposible una descripción ordenada de esta parte y de todo el conjunto. Termina estrechándose en forma de linterna de mucha elevación, difícil de observar por esta causa y hasta de escribir, porque de no ser así no sería un ejemplar típico de yesería andaluza ni la exuberancia decorativa llegaría a tan altos límites. La bóveda es de planta polilobular y gallonada y el intradós con sus radios en forma de estípites es una gran concentración policroma de volutas, molduras y capiteles que se acusa hacia la clave, por lo que vista desde abajo -y mejor tendidos en el suelo de jaspes blancos y negros- recuerda ornamentalmente, como advierte atinadamente el profesor Galera Andreu, la más ricas salas de la Alhambra como pueden ser las de las Dos Hermanas o la de los Abencerrajes.

El camarín de Baños es, bajo mi personal punto de vista, una exaltación de gloria; un “cielo” que llaman los alemanes a obras parecidas según hace notar el doctor Valverde Madrid en su descripción del Sagrario de Lucena, para este Cristo pero que agoniza en la Cruz, porque el barroco es síntesis estética además de fiesta para los sentidos que, a través de la Teología y del Arte, busca a Dios y lo encuentra llegando en este caso a transmitirnos un mensaje para escuchar el silencio o con música de Juan Sebastián Bach o de Vivaldi.

TODO ESTÁ COPIADO DEL LIBRO -UN POEMA DE PIEDRA Y CAL - D. Juan Muñoz-Cobo

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