viernes, 19 de agosto de 2011

No es oro todo lo que reluce, pero siempre merece la pena.

Atiborrada de pensamientos ante un altozano de atuendos arrugados comenzaron a transitar los recuerdos. De todos los colores ante mis manos fueron pasando los rastros de lo que fueron días acelerados, toda la FIESTA DEL EMIGRANTE. Rodeada de plantas y al cobijo de su frescor coloqué la tabla de planchar. Un huevo frito me miraba firmemente desde la camiseta, era como una despedida, hasta un próximo año en el que decidamos repetir indumentaria. Dándole la vuelta para que no quedase su carita pegada a la ardiente plancha recordé cuanto sucedió en LAS MIGAS, con una sonrisa fui doblando ambas camisetas. Después como un autómata iba apresando ropa y más ropa los repasos seguían, llegando al final un cúmulo de ropa blanca esperaba resignada. Ay!!! La Fiesta Ibicenca, todos de blanco!!! Mis hombres iban guapísimos.

Diréis a que viene contarnos dos horas de plancha, todas planchamos. Pero no es eso, es mucho más. A mi generación nos educaron para ser la mujer casi perfecta como ama y reina de su casa. Pues bien lo que quiero contar es que no siempre vivimos de festejo en este pueblo, hay mucho más pero son cosas tan cotidianas y aparentemente sin importancia que no se habla de esto en prensa, televisión, ni se les da la menos categoría. Pero que sería de España si hubiese una huelga de amas de casa?????? ¿De madres que cuidan de los hijos, nietos, abuelos…? ¡Ah! Que sería del mundo sin esas mujeres, esas que ni tan siquiera aparecen en las estadísticas del paro, ni de las mujeres trabajadoras, sólo son amas de casa; No poseen cotización para jubilarse, en realidad no se jubilaran nunca. Son tan prudentes que jamás le darán demasiado valor a su trabajo, solo lo hacen esperando como retribución una sonrisa, un ¡qué bueno está! Que quizás ni llegue, porque ellos están tan acostumbrados que ni se dan cuenta del amor que pusieron en esa tarea. Pero cuando les miramos, vemos que la vida merece la pena, que tu vida es parte de la de ellos, sabes que algún día ellos cogerán el relevo.

Y así toda esa montaña de ropa arrugada, ya perfecta, sé que será la envoltura de aquellos a quien más riño porque es a quienes más amo.


3 comentarios:

masy dijo...

Querida amiga Ana: esta entrada tuya me suena a depresión post-fiestas.
Aunque nosotras, creo que no tenemos tiempo ni para deprimirnos.
un beso muy fuerte.

Encarna dijo...

Que razón tienes, hacemos todas esas cosas por que las vimos hacer a nuestras madres a la ve que ellas lo vieron en las suyas, esa fué nuuestra carrera, sin título AMA DE CASA, cuidar nuestro hombre, nuestros hijos, ahora nietos como en mi caso y créeme que estoy deseando que llegue mi torbellino, es ccomo si a mi casa llegara ese rayito de sol que haceque se inunde de alegría.
Nuncanos jubilaremos, es carrera no tiene jubilación, no tenemos vacaciones, eso solo las tienes los que trabajan con salario y mucho menos fines de semana y puentes.
Pero para el ama de casa no es necesario todas esas cosas, solo necesitamos una caricia a tiempo o una sonrisa como gratitud a lo que consideramos nuestra obligación y deber, además de hacer labores, como pasatiempos,aprender lo último en las nuevas tecnologías
Y AÚN TENEMOS TIEMPO PARA ESCRIBIR UN BLOGS, CASI NÁ

Ana Ortiz Rodríguez dijo...

Masy, la fiesta no termina hasta terminar el verano, playa, cervecita, un mojito... y esas montañas de ropa vuelven una y otra vez!!!! ¡Viva la ropa! ¡Viva el veranooooooo! Que ya llegará el frío invierno.

Encarna has escrito la palabra bañusca que lo dice todo, "CASI NA"´ es lo que llevamos por delante, tu TRABAJANDO FUERA y con la suerte de ser abuela tan joven y poder disfrutar de ello, ¡CASI NA´!!!!!!!!!!!